Descanse en Paz Don Miqueas.
Te conocí y trabajé contigo, siempe fuiste un hombre de paz, aún en los tiempos más difíciles para tu pueblo, y a pesar de que te fustigaron gente en la que confiaste siempre estuviste ahí, tu humildad guardaba una entereza de acero.
Atalaya ni el Perené deben de olvidarte, así como siempre te recordó el Sr. Marinero y te quiso siempre Don Bernardo.
Hsta luego Don Miqueas.
Antonio